PANTANTO DE LOS CABALLEROS

Como todo gran espacio, Hundidero-Gato tiene también su historia, su mito y su leyenda, en este caso relacionada con la construcción del Pantano de los Caballeros, junto a la Cueva de Hundidero, a principios de s. XX. La que un día fue la mayor presa abovedada de Europa, construida por los mejores ingenieros del mundo y con las más modernas técnicas de la época, jamás -jamás- consiguió embalsar agua. ¿El porqué? La cueva tiene la respuesta. Cuando en el año 1917 la Compañía Sevillana de Electricidad empezó las estudios sobre el terreno, un lugareño ya les advirtió a los ingenieros: “el agua que embalse la presa que quieren construir aquí, me la bebo yo en un día”. Y así fue. Un inadecuado estudio geológico dio al traste con toda la obra, ya que el agua embalsada se filtraba al poco tiempo en el subsuelo.Tras varios años de luchar en el exterior, procurando inútilmente impermeabilizar la base del pantano, los ingenieros decidieron adentrarse en la gruta para intentar taponar las filtraciones desde dentro. Y ahí comenzó una tarea épica, una batalla palmo a palmo, que les hizo recorrer todo el complejo oculto en el subsuelo. Construyeron caminos, puentes, vías... en un intento por transitar estas oquedades de una boca a otra del complejo y así encontrar solución a sus problemas. Hasta ese momento no se sabía fehacientemente que la cueva del Hundidero y la cueva del Gato se comunicaban bajo tierra. Eso fue lo primero que tuvieron que averiguar los ingenieros del pantano. Para ello organizaron una expedición con dos grupos de obreros que entrarían cada uno por una de las grutas. Tras casi un mes de trabajos construyendo puentes, pasarelas, escalas... para poder avanzar, los dos grupos de obreros se encontraron en mitad de la cueva. Habían tenido que cruzar más de 20 lagos de agua helada -algunos de más de 100 metros- salvar desniveles de vértigo, explorar numerosas galerías sin salida... para acabar recorriendo los aprox. 4 kilómetros que mide la galería principal que comunica Hundidero con Gato.
Los trabajos de impermeabilización en el interior de la cueva comenzaron en 1929 y duraron unos 6 años, hasta el comienzo de la Guerra Civil. El éxito cosechado fue igualmente nulo. Aunque lograron sellar numerosos sifones e incluso galería enteras, el agua buscaba nuevos caminos para salir dentro de la cueva. Para colmo, cuando los avances fueron importantes y se redujeron mucho las pérdidas del pantano, se produjo un terremoto provocado por la enorme presión del agua acumulada. A pesar de ese incidente, la compañía siguió adelante con los trabajos hasta que en 1945 se dio oficialmente por vencida. El esfuerzo fue titánico. Para poder trasladar la maquinaria pesada y las toneladas de cemento necesarias hasta el interior de la cueva, se llegaron a instalar en la boca de Hundiero railes para vagonetas y se electrificaron unos centenares de metros. Era tan firme y seguro el entramado de caminos que construyeron en el interior de la cueva, que algunos maestros de colegios de Ronda llevaban a los niño/as de excursión a atravesar desde Hundidero hasta Gato, ya en los años 50, cuando las obras habían acabado. Hoy aún se yergue en pie el inservible Pantano de los Caballeros, testigo mudo de aquellos acontecimientos.