El acceso a ambas cuevas está bien señalizado y existen varios senderos para llegar a pie. Además, si viaja en automóvil tampoco tendrá problemas para aparcar, de forma gratuita, en zonas habilitadas muy cercanas a ambas cuevas. Para visitar las bocas de ambas grutas y adentrarse unos 50 metros en ellas, no necesita ningún permiso o autorización, aunque se recomienda la visita en horas de sol y en días no lluviosos.
Puede estacionar su vehículo, si este fuera el caso, en una zona cercana a un mirador. Desde aquí podrá disfrutar de las vistas, descansar y contemplar los restos del Pantano de los Caballeros. Para llegar a la entrada de la cueva, tendrá que descender a pie por un camino natural bastante empinado al que se le ha incorporado una cuerda para facilitar el descenso.
Puede aparcar su vehículo en una explanada junto a la carretera MA-555. Bajar por un carril en dirección al río Guadiaro, que deberá cruzar a pie por un puente de madera. Este puente sufrió importantes daños hace unos años debido a una gran crecida del caudal del río en épocas de fuertes lluvias pero se puede cruzar sin grandes problemas teniendo un poco de precaución. Una vez atravesado, podrá descansar y comer en merenderos que se encuentran junto a la cueva. Incluso puede refrescarse y darse un baño en el llamado Charco Frío que forman las frías aguas procedentes del sistema a su salida de la gruta. Para llegar hasta la entrada misma de la cueva, tendrá que subir por unas escaleras de piedra.